29/03/2011
No Te Va Gustar: La música de la nueva generación
El 15 y 16 de Abril toca en el Luna Park su gran Por Lo Menos Hoy y otros éxitos. Desde el vecino Uruguay, supieron darle forma musical a nuevos sentires, y así hacer escuchar la voz de los que vienen llegando.
Por Jorge Belaunzarán
No le gustó la chica. Se vio en su darse vuelta para avisarle a Veinteañero Holgado, gorra de beisbol musculosa barba de imberbe, que lo buscaban. A Flaco Manos Manchadas, pelo entre la densidad de Sandro y Pappo, le gustó menos al ver la luz que encendía la mirada de su hijo.
Ella, sonrisa de bienvenida, le da un disco. Flaco Manos Manchadas mira sabiendo que mirando inhibirá su entrada, invitada con insistencia por Veinteañero. Beso en la mejilla de despedida, y Veinteañero que apantallando el disco vuelve con sonrisa mitad alegría, mitad resignación de otra vez será.
-¿Puedo poner música?
Flaco asiente con la cabeza levantando las cejas.
Ángel con campera no le movió un pelo. En cambio Veinteañero vio algo distinto en la parada de su padre cuando sonó Arde. Cierto rencor podría decir si tuviera algún año más como para conocer el sentimiento. O un amor menos. Cero a la izquierda lo puso ante el lugar común. Y lo usó. “Estos son los que pasan seguido por la radio.” “Sí”, asintió el hijo. “Está bueno”, dijo el padre, como concediendo.
-No te va a gustar.
-Sí que me gusta –no pudo ocultar su molestia Flaco, como suele pasar cuando la ignorancia que no tiene que ver con el código impide entender el chiste.
-Así se llama la banda: No te va a gustar. NTVG, le decimos –asumió pertenencia-. -Son uruguayos. Hace rato que la vienen remando.
Veinteañero sabía que la cultura del trabajo lo podía a su viejo. Así que reforzó: “¿Sabés lo que es imponerse en Buenos Aires siendo uruguayo, y haciendo rock? En América Latina el rock es argento, más que nada porteño; a veces se puede colar algo de Brasil, alguna banda mexicana, como Molotov o Café Tacuba, aunque cambió un poco en los últimos años.
Chau pasó con la explicación, Con el viento la escuchó por la mitad, pero más atento, lo mismo que Con la misma vara. A punto de terminar El equilibrista, con Los indiferentes en puerta, el pibe volvió; la táctica moderna de hacer saltar la atención como para que nadie se quede mucho en un estado de ánimo: efectiva, aunque reviste cierto riesgo.
-La pegaron cuando se hicieron una banda multirítmica, con reggae, candombe, salsa, ska, todo con un toquecito punk que le da como un estado de furia, de un ardor que no va a doblegar. También hacen baladas –cerró al estilo de un locutor que pisa el inicio del tema hasta que aparece la voz.
Flaco quedó en estado ideal para escuchar Memorias del olvido. Y escuchó. Atento. Muy atento. Veinteañero lo vio de otra manera. Menos padre, puede decirse. Más par, aunque todo hijo sabe que su padre jamás será un par. Disfrutó de su cara, indicio del inicio de un viaje de esos que esperan el momento de la desconcentración para aparecer y tomar posesión del cuerpo que en su recuerdo los hace posible. Disfrutó que su padre fuera ese de la cara. Vaya, dijo por lo bajo cuando la canción moría.
-¿Y quién es esa chica? –arremetió Flaco, ciego, como si Memorias… le hubiera dolido sin preaviso.
-Una amiga; ella me trajo el disco.
-Sí, vi –dijo el padre, perdido. –Está bueno –siguió mientras apuntaba al baño.
Se tomó sus minutos. Salió cuando el hijo se acercaba a la puerta. Yo también quiero ir al baño, disimuló Veinteañero con la incomodidad del que disimula. “¿Todo bien?”, le ganó de mano cuando se daban la espalda. “Sí, todo bien”, dijo Flaco Manos Manchadas con un tono que llamó la atención de Tatuajes Varios y de uno de los capos del taller de restauración de muebles pero no del pibe: en tiempo y lugar que no podía precisar, lo había escuchado.
Veinteañero se tomó menos tiempo. Salió del baño y fue a buscar el disco que le había dado ella. “Dejalo si querés”, dijo, bien torpe, el padre. Je, tiró la cabeza para atrás. “Lo tengo que copiar. Te hago una si querés.” Se fue sonriendo con el “dale, gracias” del padre, con ese tono al que ahora ubicaba mejor aunque seguía sin poder precisar en espacio tiempo. “También tengo Sólo de noche, el primero, y Aunque cueste ver el sol. Mi amiga tiene todos por si querés conocerlos bien. Siempre hicieron rock. Siempre fueron bien profundos. Como que pudieron ponerle palabras a cosas nuevas, sobre todo sentimientos, ¿no?”, dijo sin esperar comentario del padre, con la certeza de que asentiría.
-Cuando quieras hacemos un asado y la invitás. |
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